Yungay
LOS RECUERDOS ASOMAN A LOS OJOS
YUNGAY: LOS RECUERDOS ASOMAN A LOS OJOS
Por: Francisco Tamayo Ángeles
Hace cien años, el 28 de octubre de 1904 se creó la provincia de Yungay. La ciudad capital del mismo nombre, que debió celebrar alborozada tan significativo aniversario, yace bajo tierra. El 31 de mayo de 1970 una gigantesca masa de nieve desprendida del Huascarán la sepultó con casi todos sus habitantes.
Quienes nacimos y crecimos bajo su cielo, compartimos, casi en secreto, el irrenunciable afán de revivir cada día su apacible discurrir, sus tradiciones, su entrañable gente. Contrariamente a lo que algunos parecen resignados, Yungay sigue allí, incólume en el recuerdo, inconmensurable en el tiempo y el espacio.
Si el escritor Jorge Luís Borges recurrió al “Aleph” para contemplar en sucesión incesante todo el universo imaginable, los yungaínos -más cerca de la realidad- disponemos de un mirador memorioso, intransferible, que nos permite recuperar palmo a palmo nuestra ciudad de calles empedradas.
Hoy ( años 1950 a 1960), por ejemplo, me he mojado allí con la lluvia los cabellos, los zapatos, los anteojos de miope. Después estuve con mis amigos y nos cruzamos con las chicas que se reían de nuestros afanes por parecer mayores, procurando no asfixiarnos con el humo de los cigarrillos. El implacable guardia civil Pedro Armas nos viene vigilando, no quiere que las miremos, como si los ojos sirvieran para otra cosa.
Driesch y Llupi Vasquez han estado en el billar de ‘Rocoto’ Agama, enjoyando carambolas mientras llegan horas mejores. ‘”Ñango” Soriano y “Dachi” Fernandez dan veloces vueltas en bicicleta en el perímetro de la plaza de Armas y ‘Washi’ Ángeles afina su estrategia de cazador furtivo, observando bandadas de muchachas en flor.
Gilbert Salazar afina su violin porque en la noche ensaya con la Orquesta Sol de Oro. Se reunirá con Ántero, ‘Pillita’, Arellano, Leoncito, ‘Shaca’, el ronco Ramos, Alfredo Silva, Rondón, Rodríguez, ‘Shipi’ Osorio, Guillermo Sotelo, el ‘gato’ Bambarén, Gumer y otros músicos para ensayar el vals ‘Serenata de amor’, de Victor Cordero Gonzales.
‘Chucho Navarro’Angeles, ‘Shalo’ Cotrina y ‘Llica’ Vásquez están tramando llegar sin sobresaltos al jardín de Néstor Torres; los pone del mejor ánimo la estación de los melocotones y la belleza insinuante que se esconde en el verdor de la campiña.
Hay un gran jolgorio donde ‘Dañico’ González, con ‘Chunca’ y el flaco Olivera a la cabeza, porque Simón Hubel, nuestro queridísimo judío, está contando que por fin tendrá un heredero: será mujercita. Todos se alistan a comer en «Los claveles», de Rosita Pinto, donde el jamón, los cuyes y el charque son tan buenos como los que preparaba la legendaria ‘Trini’ López
Las horas transcurren sin prisa en el estadio “Fernández”. Mato, solitario, ensaya tiros a una portería sin arquero, cada vez desde puntos más distantes. Él sabe que próximamente los ‘Artesanos’ volverán a enfrentar a su eterno rival, el ‘Sport Yungay’ de Neri Gonzáles, “Godoycito”Vergara, Pedro Barrón, los Lago, los Álamo, los Jaramillo..
Al pie de las graderías es previsible el duelo tradicional entre los hinchas más eufóricos, como Pablo Vásquez, el ‘chino’ Cordero, Agustín Vásquez, Marcelo Soriano, Carlos y Jaime Ramos, Laurencio Méndez, “Chino” Carrion, Cesar Gomez, Lucho Osorio, ‘Mashi’ Lago, Julito Vázquez, Manuel Alegre, Mariano Tolentino, Abraham Cano, Justo Gonzáles, ‘Shambo’ Villón,‘Shanti’ Cano Bambarén, el ‘chico’ Paredes, ‘Chacachica’ Flores, ‘Yuquis’.
Se siente un rico olor a pan recién horneado, deben ser los ‘especiales’ de las hermanas Ardiles, los cachitos de las Méndez, los molletes de Salinas, los bizcochos de las Collazos, Cordero o Hermenegildo. Que bueno, porque ya llegaron los quesos de Anchin, Canchirao y otras haciendas de la cordillera negra y tambien de la zona de Chiquian. Dos tías reilonas, ‘Chela’ y Rosaura, se dirigen a comer pollo a la brasa en el ‘Chez’ Ulloa, donde hay que sentarse muy cerca de la fragua.
Por la noche daremos serenata a la flaca Irma, ya sabemos la letra de nuevos boleros; cuento con la complicidad de ‘Calambre’. Rafael Menacho está comprometido para recitar eso de… ”Hay un mundo imposible que nubla nuestras vidas…”
A propósito, ¿qué hará don Tobías caminando por las noches sin rumbo conocido, en calles apenas iluminadas? Nadie sabe -ni siquiera Vito, tan enterado de todo- el destino de su vagabundeo nocturno.
¿A dónde se habrán escondido “Pillita”, Enrique Arias, su inseparable yunta Enrique Jaramillo y los inefables ‘Chahuita’y “Chinchay”? Los han buscado todo el día, en todas partes, sin descartar ‘Putu Real’ ni ‘doña Julia’, y no los encuentran. Es probable que se hayan ido a Cascapara para celebrar a lo grande algún compromiso en casa de Livia.
Comentan que el cura Suárez quiere avanzar con la catedral, pero le faltan fondos. Habrá que hacer rifas y ginkanas, aunque a este paso Santo Domingo de Guzmán debe estar ya molesto con tanta demora. En cambio, en Ongo, la Virgen del Rosario ya tiene su capillita nueva.
En la carrera en bicicleta para coger las cintas, debo asegurarme la de Leo, aunque ‘Chico’ Raúl se esmere por ganarme. Sería mucha suerte agarrar también la de Teresita o la de Elba. En el correo, ‘Tucshi’ atiende a las hermanas Fernández, Alegre, Figueroa, algunas mancosinitas y conchucanitas recién afincadas, todas han escuchado misa con sus galas de domingo y lucen incomparablemente bellas.
Con el paso de las horas fluye sin cesar, en todas direcciones, la hermosura inmarcesible de las yungaínas. Pero me pregunto qué sería de esta ciudad sin el espíritu fraterno y solidario de personajes como Arnoldo Ruska, Manuel Beteta, Augusto Rojo, ‘Mishi’ Marino Espinoza, Alfredo Bambarén, Prisciliano Ángeles, Estenio Torres, Ángel Macciotta, Felipe Bedoya, Máximo Alegre, Estenio Torres, Domingo Nieto, Pablo Melgarejo, Amadeo Molina, Elias Vergara Mendez, Jose Tamariz, Asunción Roca, Miguel Perkovich, Albina Villon, Graciela Angeles Figueroa, Eva Jaramillo, Gumersindo Ramirez, Domingo Mejia, Aurelio Figueroa, Teodorico Tolentino, Asunción Caballero Méndez, Atilio Salazar, Alberto Carrión, Agustín Herrera, Ántero Ángeles, Leoncio Guzmán, Juan Figueroa Ángeles, Armando Vergara, Samuel Huerta, Víctor Osorio, Ismael Tamayo, Aquiles Alegre, Alfredo Blanco, Rómulo Oliveros, Amadeo Bambarén y otros que escapan a mi memoria.
En un extremo de la plaza, recuerdo, como si fuera ayer, cuando Orito regresó de Lima con grandes frascos llenos de bolitas de cristal, de todos los colores; no valía la pena jugar con él, porque siempre se las ingeniaba para ganar en todo a todos. Mejor era hacerlo con ‘Chepo’ que, de puro bueno, era capaz de perder jugando con su propia sombra.
Don Atilio ha comprado un nuevo ómnibus con el que dará servicio para viajar a Lima. Lípan es el chofer enamorado, de bufanda verde y lentes oscuros, que en el parachoque posterior del carro ha escrito esta sentencia que, según dice, es filosófica: «Nunca dudes del infiel». Don Gilberto Fernández maneja con elegancia un carro de 1904, el primero que llegó a Yungay. ¿Qué estarán haciendo a esta hora ‘Cacash’, Conrado Fuentes y el mecanico “Wing”?, aquel que en el parachoque de su destartalado camion habia puesto la frase “ Asi estoy por los impuestos”.
Para endulzar el día, nos esperan los insuperables helados “Niza” y “Huascaran”, los alfajores de Mautino, la shica-shica de Paulino de la calle del Espíritu Santo, los pasteles de ‘Shamuco’, las cuarteadas de doña Adelita, los coquitos de ’Cashamatanga’.
Seguiremos recorriendo nuestras calles y barrios, la campiña circundante: Huambo, Mitma, Cruzcucho, el Aurircán, Runtu, Aira, Chopibatán, Shacsha, Hongo, Aura, Chuquibamba, Huaitacaca, Acobamba, Huarascucho, Utcush, Tullpa, Piquip, Pampac. Nos detendremos para repasar el tiempo pasado en las bancas de su Plaza de Armas y, en el puente de Calicanto, sellaremos promesas contra el olvido.
Visitaremos las casas solariegas de nuestros abuelos. Escucharemos misa en la sacristía, con Illma y Ñury cogidos de la mano de nuestro querido viejo. No dejaremos de ir al teatro «Indio» -Magno Lúcar y las hermanas Lavandera nos han pasado la voz- para conmovernos con «Romeo y Julieta», cuyos papeles estelares están a cargo de Heriber Olivera y Olga Vásquez, bajo la dirección de don Román Milla.
Mi madre me esperará, tierna y cariñosa como siempre, dispuesta a consolarme, sí, de mis penas, mis primeras penas.
El viento del olvido intentará en vano borrarlo todo.
Esta nota periodística testimonial apareció en el diario El Comercio, en su edición edición del 28 de octubre del 2004